Por Mirna Isabel Rivera. El deseo desde el periodismo de incursionar en la política y aspirar a un cargo de elección popular es muy cuestionable, pero por qué no sucede lo mismo con la clase médica o ingeniera, la abogacía o cualquier otra profesión.
En el caso de Honduras, no existe ningún obstáculo legal para que alguien que se dedica a la comunicación social realice ambas actividades. Hay casos de periodistas que se aparecen en la pre-candidatura a presidencia de la república, diputados y diputadas, alcaldías; hay quienes ya fuguen en estos cargos y realizan ambas funciones.
Pocas personas toman la decisión de dejar de ejercer esta noble profesión para luchar por alcanzar el sueño de gobernar este país. La opinión pública fue sorprendida al escuchar públicamente la renuncia de una reconocida periodista, principal crítica del gobierno actual, Rosana Guevara, que decidió aceptar la precandidatura para convertirse en Vice-presidenta de Honduras por la corriente de un partido político, Partido Nacional, que históricamente ha sido el principal oponente del partido en el poder, Partido Liberal.
El ser humano está lleno de aspiraciones, ideales e ideologías, sueños, deseos que difícilmente pueden desprenderse cuando están muy arraigados, esto incluye también a periodistas, que tienen militancia política, la cual no surge de un día para otro, esta se gesta con el tiempo. En ese punto es cuando la transparencia de quienes hacen comunicación se pone en duda, cuando miramos hacia atrás, en el tiempo que escuchamos, vimos, leímos determinada persona y quizás creímos que cumplía con lo que la academia nos enseña: la imparcialidad y la objetividad, para no perder la credibilidad ante la opinión pública.
Surge la inquietud de que si realmente estos espacios informativos estuvieron o están sesgados por el interés personal. Si los medios de comunicación deben ser más cuidadosos con sus códigos de ética, (si es que cuentan con uno) para evitar suspicacias y garantizar que la información no se convierta en una mercancía o se preste a juegos políticos.
Formar parte de la política en Honduras así como en otros países de Latinoamérica, es sinónimo de corrupción, lo cual pone en gran riesgo al sistema democrático, que con sus imperfecciones resulta mejor que el autoritarismo o los gobiernos golpistas, que toman por la fuerza el poder. La democracia para que sea sostenible demanda de líderes honestos que incursionen y busquen dirigir en procura del bien común, eliminando las élites o grupos de poder que controlan para satisfacer sus intereses mezquinos y así garantizar el futuro de su descendencia, atropellando a quien sea que no esté dentro de sus círculos.
El periodismo y el medio de información deben asegurar el balance informativo mediante la presentación de las dos caras de la noticia, este un derecho que tiene la audiencia, es lo que permite volver a las raíces del periodismo honesto y digno.
De que si es ético que quienes hacen periodismo en el ejercicio de su profesión utilicen los medios de comunicación para lograr sus propios intereses en detrimento del bienestar común, la respuesta es un rotundo no. Que si es legítimo aspirar a un cargo popular para dejar de ser informantes y convertirse en agentes de cambio para favorecer a las mayorías marginadas, es un sólido si. Que si es difícil luchar con los conflictos de intereses y salir victoriosos, o mejor dicho que el público salga con información veraz, es un gran desafío.
Periodistas en la política: ¿Ético?
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sábado 19 de julio de 2008
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